Al sustituir una ventana antigua o vieja por una nueva nos va a ofrecer beneficios, a parte del estético, como ahorro energético. No obstante, esta nueva ventana debe tener una cierta calidad para disfrutar de los verdaderos beneficios.

Una de las principales características que debemos tener en cuenta en una ventana para conseguir ahorro energético, es la capacidad de transmitir el calor del marco, es decir, el paso del calor o frío por el marco de la ventana. Por ello, hay que escoger una ventana que en su conjunto ofrezca la capacidad de transmisión de frío y calor más baja y adecuada al lugar dónde se instala.

Una buena ventana ayudará a reducir el consumo de calefacción y refrigeración a corto, medio y largo plazo. Además, debido al aumento de los precios de la luz, hace mirar al detalle los gastos que realizamos y buscar el ahorro en cada opción que se propone.

Debes de saber que aproximadamente el 30% de la energía de una vivienda se pierde a través de las ventanas, sumando a que las fuentes de mayor consumo energético en el hogar son la calefacción y el aire acondicionado. Por ello, unas ventanas adecuadas nos permitirán ahorrar en nuestra factura energética entre un 50% y 60%.

A largo plazo, la inversión en unas ventanas de calidad tiene una mayor rentabilidad, además del ahorro energético, nuestra casa será más valiosa en una posible venta o alquiler.

El mejor tipo de ventana para obtener un mayor rendimiento térmico son las de PVC, pero también se ha de tener en cuenta el vidrio, ya que estos con la incorporación de capas invisibles con óxido férrico reducen las pérdidas de calor en invierno. De la misma manera, con capas especiales de protección solar que minimizan las radiaciones solares no deseadas en verano.

Por último, también hay que tener en cuenta el cajón de la persiana, poco sirve tener una buena ventana con un buen marco y buen vidrio si después van a surgir las pérdidas de energía a través de este, por lo que es importante tener un buen nivel de aislamiento térmico en el cajón.